Maruja Mallo entre Verbenas, cloacas y campanarios, sus máscaras. Ana Cristina Carlós

Maruja Mallo entre Verbenas, cloacas y campanarios, sus mascaras

 

 

Un homenaje a la mujer, implica arrancar los silencios y los olvidos para que la voz de las mujeres se exprese libremente.

Hemos elegido a Maruja Mallo, como representación de un tiempo mágico y trascendente, en su intento de conquistar el mundo del arte.
Shirley Manchini , una de sus ultimas biógrafas nos dice que ha sido la artista.
“más excepcional del mundo vanguardista español de su época y hasta años recientes, la más desconocida”

Patricia Molins, historiadora de arte nos introduce en el tiempo de la artista para decir, que antes de la guerra hay que destacar el surgimiento por primera vez en la historia de España de un grupo de mujeres artistas.
Coinciden en la escuela de Bellas artes de san Fernando, Maruja Mallo, Delhi Tejero, Francis Bartolozzi, Remedios Varo, por citar las más conocidas de ese tiempo. Se cree que estas mujeres artistas fueron fundamentales en la construcción de la imagen moderna de la mujer.
Todas estas mujeres se encontraban impulsadas desde la plástica con el objetivo de realizar un aporte a la renovación del mundo femenino, y por lo tanto un cambio en los estereotipos reinantes.

En el transcurso de estos años otras voces de mujeres intelectuales se unirán a este coro disidente; entre otras, la escritora Rosa Chacel (1898-1994); la filósofa María Zambrano
(1907-1991); la poeta Ernestina de Champourcín (1905-1995) o las escritoras MaríaTeresa León (1904-1988) Maria Blanchard1881-1932), y Concha Méndez (1898-1986), ésta última amiga íntima de Mallo y de obligada referencia para acercarnos a la vida de la pintora.

Maruja Mallo fue una mujer subversiva que ha formada parte de
la vanguardia española , extravagante, temida, porque se adelantó a su tiempo, porque trascendió las limitaciones que estaban destinadas a su sexo , porque fue original y singular, aunque al final de su vida ni su obra ni su personaje pudieron
detener el real que la sumió en el aislamiento y la soledad que mino su alma creadora convirtiéndose en un mito para ella misma creando su propia leyenda, evocando una pasado repetido donde se instalaba a la manera de un cuadro junto a hombres célebres que no se cansaba de enumerar.
Dali, Buñuel , Lorca, Alberti , Miguel Hernández entre otros. Constituyendo la puesta en escena de la artista dejando huellas
Indelebles para que no la olvidaran y es por eso que queremos rescatar, en el día de la mujer un sentido homenaje a la artista, a su paso fecundo por la historia del arte y a su talentosa de existencia.

Sus obras fueron apreciadas internacionalmente. Así podemos observar, una profundamente original y polifacética.

Ha sido tenaz y disciplinada marcando con fuerza los pasos de su huella creadora invitando a que la acompañaran en ese rayo luminoso que alcanzo su fama.
Fama que mantuvo durante una parte de su vida, dando forma a ese brillo fulgurante que emanaba de su obra a la que adoraba, convirtiéndose ella misma la en su mayor propiciadora.

Una característica especial a considerar se manifiesta y se expresa en esa incansable promoción de su obra y paralelamente se daba un fenómeno que consistía en la exaltación de la figura de la artista.

Rosan Maria ballesteros. Nos dice en su estudio de la artista que

“Maruja, desde muy joven, asumió aquel mundo de hombres y sus reglas, y sólo a golpes de inteligencia pudo jugar a saltárselas,
Rompiendo estereotipos. Por ello, una de las claves para comprender la extraordinaria personalidad de Maruja Mallo será ponerla en relación con el círculo de amistades que se rodeó y, lo que es más importante, con el contexto en que se desarrolló su vida como Mujer y como artista.”

En este sentido debemos destacar una característica que todos sus biógrafos remarcan, Estrella Diego y Shirley Mangini o Jose Luis Ferris, entre otros, su gran talento artístico por un lado y por otro
El tratamiento especial que realizaba en la difusión de su producción artística, “Un archivo comercial perfectamente organizado…En cada categoría hay pagina para hoteles, otras para galerías de arte, museos, embajadas, periódicos y agencias publicitarias” Pág. 241.
Era su propia, marchante de arte en pos de difundir su obra, haciendo gala de una mujer que llevaba activamente el desarrollo de su obra artística. Un artista de una modernidad absoluta.

Podemos observar la famosa foto montaje de 1930
Una serie de fotos donde Maruja es fotografiada por su hermano Justo en Cerdecilla , Madrid, Donde ella aparece bajo un decorado donde vemos a la artista rodeada de fósiles, esqueletos desperdicios, de restos que prefiguran los elementos de una serie muy importante su obra la más gris y triste, del periodo cloacas campanarios.. Donde lo que impacta es la mirada, perdida, desafiante y fría.

Y es desde esta perspectiva creadora que se adelanta a las famosas artistas de los fotos montajes de los años 70, siendo la precursora de esas performances donde los artistas modernos se incluyen en su obra constituyéndose en objeto artístico como la americana Cindy sherman, o Ana Mendieta, apelando sobretodo al disfraz. Es decir vemos como el artista forma parte de su obra.

Podemos decir entonces, que Mallo es antecedente pionera de esa presencia del artista acompañando su obra y es importante valorarlo.
Al igual que Maruja Mallo, tanto Cindy Sherman como Ana Mendieta Impulsadas en la composición fotográfica y la plástica se constituyen activamente en ejes de una ruptura con lo convencional
Mediante la renovación de los estereotipos reinantes en el mundo femenino.

Si bien la obra de Maruja Mallo no es tan amplia, un centenar de cuadros durante 60 años. No es escaso su recorrido como una representante del arte español.
Su producción ha pasado por diferentes estilos, donde se puede afirmar la influencia de sus coetáneos sobre su obra. Así salvador Dalí la incluye en su obra siendo para Maruja uno de sus referentes mas importantes del movimiento surrealista.
Vemos el cuadro de Dalí,

Otro de las contingencias importantes en su historia artística como ya nos ha adelanto Paqui Moreno en la constitución de la biografía, fue la marca del exilio, y que partiendo de lo familiar se redoblara en Buenos Aires, y nuevamente en su retorno a España,
Tres geografías que marcaron su producción y que mostraron el indiscutible espíritu creador y desafiante ante un nuevo comienzo,
Y un volver a empezar.
Una elección personal que tuvo su incidencia en la obra, y un real que la ha marcado desde su infancia.
Extraña, excéntrica como extranjera en su ciudad natal fue su marca tanto en su obra como en su personalidad. Las diferentes geografías inspiraban sus cambios de estilo y producción.

Las mascaras, una expresión de su ser.

Las mascaras han sido determinantes tanto en el comienzo como final de su obra. Mas escondidas en sus primeras obras y Marcando una expresión casi literal sin adornos que se expresaba la caída de su potencia creadora.

En un primer tiempo Sus cuadros, nos muestra un estilo costumbristas con sus famosas verbenas donde adelanta el poder invisible de sus mascaras, y disfraces, rodeado de extrañas criaturas, dioses, espíritus, demonios y mascaras que se manifestaban alrededor de su mundo creativo.

José Luis Ferris. En su texto La gran transgresora del 27, abre una serie de interrogantes. Que apuntan. Entre otras a pedir razones sobre
¿Por qué M.M. es la gran tapada de la historia del arte de nuestro siglo XX, y al mismo tiempo la más adelantada de la época?
Como ya se ha dicho fue la gran testigo de la generación del 27 y una de las figuras más originales de la vanguardia.
Sabemos que fue muy criticada por su personalidad extravagante, rechazada por su atuendo por su cara excesivamente maquillada que hacia las veces de una mascara.
Era como si ella misma se reinventaba para estar a tono con la obra artística, ella misma se situaba como una producción artística acompañando a la obra. Así observamos en la fotografía en Chile con Neruda.

Ella utiliza el disfraz, toda envuelta en algas, conformando parte de ese ambiente Marino. Ella se fundía con el entorno.

José Luis Ferris “La gran transgresora del 27”

Así es conocida la herencia de Salvador Dalí, que ha dejado huellas importantes en la producción de Maruja Mallo, y ha
Influido en su manera de habitar el mundo cultural.

Maruja mallo entre la obra y el personaje, y la mirada del artista.

Desde una mirada sicoanalítica podemos decir, que Jacques Lacan, psicoanalista francés en su seminario”Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, nos muestra el valor de la mirada mediante la técnica del mimetismo como una forma de dar a ver, y una forma de mirada.
A cierto dominio de la mirada.
“El mimetismo da a ver algo distinto de lo que podríamos llamar un algo que esta detrás. •” Una especie de mascara en que se funde con el fondo para formar parte del fondo, disimulando otra cosa de lo que se es.
Los fenómenos de mimetismo se expresan mediante determinad actividad mimética que son el disfraz, el camuflaje y la intimidación.

El mimetismo da a ver algo en tanto distinto de lo que podríamos llamar un si mismo que esta detrás. Por ejemplo la técnica del camuflaje que en las operaciones de guerra donde el sujeto se constituye como Siendo parte del fondo. Abigarrado al fondo

Siguiendo la interrogación entre esta amalgama entre la obra y el personaje de Maruja Mallo, podemos concluir que no se trata de extravagancia o de rareza sino de este mecanismo mimético,
Que nos permite una aproximación a cierta forma particular de existencia. Y a esta relación peculiar entre la obra y el personaje.

¿Qué vital necesidad la llevaba a fundirse con su obra, y al mismo tiempo crear ese personaje adherido?

Utilizo el disfraz y la mascara como formas de expresión artística dando a ver una estética que constituyó una llamada a la mirada. Como una forma de inscribirse en un mundo, al cual deseaba dominar, una forma de existencia que encubría un mundo interior cerrado, aislado.

Todos sus biógrafos plantean que existía en ella un mundo cerrado e intimo que no quería develar y que era sumamente reservada.
La mascara y el disfraz, fueron su forma de expresión y al mismo tiempo de simulación en un mundo casi exclusivamente de hombres.
Fue el recurso que acompaño el desarrollo de su arte, y logro constituirse en una artista reconocida.

Creadora de su propio mito, nos muestra una mujer particular y singular en la búsqueda de su ser a través del juego de ausencia presencia, mediante el recurso su máscaras, y sus disfraces bajo una estética que muestra un forma de mirada, un forma de existencia en el mundo.
Búsqueda de un velo que modere la provocación de la mirada, un juego de identidad entre ocultación y presencia, búsqueda del espectáculo que le devuelva su esencia.
Poseída por su mascara, en sus últimos tiempos, fue perdiendo fuerza al no verse avalada por el mundo de lo creadores.

Hay mujeres singulares y una de ellas artista ha sido Maruja mallo, artista en un doble sentido creadora de una obra determinada, y creadora de su propio personaje. No ceso cual rayo en la búsqueda de un reconocimiento que le permitiría, que su obra se transforme en algo imperecedero. Para hacer de ese brillo fuga de una obra una permanencia.

De las obras de su proceso creativo, tomare, la etapa. La mas surrealista, y porque descubre, aquello que esta detrás de la mascara, lo oscuro, que no vemos, los restos que quedan después del paso de los hombres. Lo que no debe verse lo que esta oculto.
La presencia de la muerte. La putrefacción la parte oscura de la vida. La que pasa silenciosa y que es necesario olvidar para vivir.

A partir de 1931, la visión festiva con sus colores vivíos y radiantes deja lugar a una visión doliente y pesimista de la existencia. Panoramas desolados, la presencia del hombre aparece en las huellas, en los esqueletos, esa realidad fantasmal que surge en el medio del torbellino.
José Luis Ferris, nos dice que este mundo desolado, es de visionaria adelantándose a los terrores de la guerra.
Estas son solo unas simples líneas que constituyen nuestro homenaje dedicado a Maruja Mallo artista.

 

Ana Cristina Carlós Fregenal
8 de Marzo de 2013 . Málaga

Maruja Mallo. La Dificultad de lo Diferente. Francisca Moreno Fuentes

La pintora Maruja Mallo ha sido una de las mujeres más originales y creativas de la historia del arte español,  pero fuera de los círculos de especialistas en  arte contemporáneo de nuestro país es muy  poco conocida, lo que no constituye en sí un hecho extraordinario, pues como sabemos es bastante usual que el trabajo artístico de las mujeres que escribieron, pintaron, esculpieron o compusieron en los siglos pasados, tuviera una difusión mínima en su momento y, por consiguiente, muy poca repercusión posterior.  Lo lamentable en el caso de Maruja Mallo no es sólo que se la conozca poco, es que se la conozca tan mal.

Contemporánea de la brillante Generación del Veintisiete, el éxito artístico le llegó, como a casi todos ellos, muy joven.  Tuvo estrechas relaciones personales con algunos de sus miembros más  brillantes: Dalí y García Lorca fueron sus amigos. Ortega y Gasset y Ramón Gómez de la Serna, impresionados por la audacia plástica de su pintura en la década de los veinte, cuando ya no era fácil que nada impresionara fuertemente en arte, fueron sus mentores. Miguel Hernández y Pablo Neruda fueron sus amantes y con Rafael Alberti vivió durante años una tormentosa historia de amor a la que puso fin la relación del poeta con Mª Teresa León.

   Maruja Mallo abandonó el país en plena Guerra Civil siendo una celebridad y cuando regresó en 1962, casi treinta años después, nadie la conocía. Con la Transición y la “Movida Cultural” vio la oportunidad de retomar su carrera, expuso en galerías de prestigio su producción última, se hicieron exposiciones antológicas y recibió reconocimientos institucionales tanto de la Junta de Galicia como del Ministerio de Cultura, pero  el personaje excéntrico, de indumentaria chillona y maquillaje excesivo que exhibía deliberadamente en su vejez  en ferias de arte, exposiciones y entrevistas acabó eclipsando en los medios de comunicación  a la artista y el interés por su arte.

Siempre había sido una excelente promotora de su obra, utilizó la provocación y cuidó, como su amigo Salvador Dalí, su propia  puesta en escena. Pero Dalí tuvo a Gala para planificar y gestionar su carrera

Maruja lo hizo todo en solitario pues, aunque tuvo muchos amantes y varias relaciones formales, no se casó nunca. El control masculino siempre topó con la alta estima que tenía de su individualidad y su independencia,  nunca permitió que la pérdida de libertad que el rol femenino suponía para la mujer en aquellos tiempos pusiera trabas a su carrera, y su producción artística fluctuó al ritmo que fluctuaron los avatares en su vida, sus relaciones, su exilio en Argentina y su regreso cuando ya tenía sesenta años a un país muy diferente del que dejó en su juventud.

Para tratar de entender al personaje excéntrico que el gran público  conoce he intentado acercarme al ser humano hasta donde ha sido posible a través de los trabajos de investigación  más serios y, sobre todo de su obra, ante la imposibilidad de  hacerlo a través de las numerosas entrevistas escritas o grabadas que se conservan de la artista porque siempre fue muy celosa de su intimidad, jamás respondió a preguntas sobre su vida y, desde joven, cuando tenía que facilitar datos personales, mentía deliberadamente, como parte de su puesta en escena. Su respuesta más habitual era “todo está en mis cuadros”.

Ana María, a quien su familia llamaba Maruja, había nacido en 1902 en Vivero (Lugo) donde su padre estaba destinado como administrador de aduanas portuarias. Fue la cuarta de  los catorce hijos que tuvieron D. Justo Gómez Mallo y Dª.  Pilar González Lorenzo que disfrutaban de una posición económica más que desahogada,  podrían haber vivido de las rentas procedentes de las  fincas del padre en Aranjuez, pero él no había querido caer en el señoritismo y trabajó para el estado con diversos destinos, por lo que la familia cambió su lugar de residencia varias veces durante la infancia de la niña.

Cuando Maruja tenía tres años ya tenía cinco hermanos, de los cuales dos eran menores que ella, la familia estaba organizando uno de estos traslados y recibieron la visita del hermano de Pilar y su esposa, los tíos Ramiro y Juliana, matrimonio sin hijos que se enamoró de la pequeña Maruja y sugirió la idea de que fuera a vivir con ellos.

Este tipo de situaciones era frecuente entre las familias de la época, sobre todo si el hijo o la hija pasaba a vivir con algún miembro de la familia bien acomodado, y bien relacionado como es el caso, pues D. Ramiro González Lorenzo era un próspero hombre de negocios.

 En realidad, en las dos ramas de la familia había empresarios tanto como artistas y científicos lo que sin duda influyó en la búsqueda permanente de la excelencia y la innovación en la obra de Maruja Mallo, es seguro que el ambiente familiar propició el desarrollo de su personalidad singular y voluntariosa.

La niña vivió ocho años felices  con los tíos que alentaban su temprana habilidad para la plástica y la colmaban de atenciones y bienes materiales,  alternando estancias en el pueblo de Corcubión en el espectacular cabo de Finisterre y su casa de La Coruña.

Cuando Maruja tenía doce años, y ante la insistencia de sus padres, vuelve a vivir con sus padres y hermanos, que tenían ahora su residencia en  Avilés. Según testimonian sus familiares, la niña llegó a su casa como si llegaran  los Reyes Magos, cargada de regalos para todos.

En Avilés nacerán el resto de sus hermanos y morirán dos de ellos. En 1922, la familia se instala en Madrid y ella ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando junto con su hermano Cristino.

Allí conoce a salvador Dalí y, a través de él al resto de los “residentes”, entre ellos a García Lorca y participa activamente en las actividades culturales de la Residencia de Estudiantes de la que es visitante asidua. Los jóvenes Dalí y Mallo ya dominaban el dibujo desde niños, por lo que eran muy críticos con las enseñanzas de la Academia,  ambos conocían el cubismo, eran provocadores y sabían promocionarse. A ambos les encantaba escandalizar al personal con sus vestimentas y comentarios. Ambos tenían también personalidades mudables y según testimonio de Rafael Alberti, tan pronto se mostraban alegres e infantiles como sombríos y reservados.

Fue la afinidad de gustos y comportamientos del catalán Dalí y la Gallega Mallo la causante de la creación de un surrealismo específicamente español, asociado al tema de la putrefacción.  Llamaban “putrefacto” a todo lo que no era moderno, a lo conservador y académico y ambos artistas le dieron forma plástica.  En este sentido hay que interpretar la serie de fotografías artísticas en la que la pintora posa con cráneos de rumiantes y basura y la colección de pinturas que componen la serie que tituló “Cloacas y campanarios”, que realizó en torno a 1930 y constituye su producción más claramente surrealista.

En 1927, Ortega y Gasset había quedado impresionado por la serie Verbenas, dijo de la pintora que tenía cuatro brazos como una diosa y en un gesto sin precedentes organizó una exposición en la Revista de Occidente que dirigía, este hecho absolutamente insólito  consagró a la autora como una de las pintoras más prometedoras del momento y por encargo de Ortega y Gasset realizó varias ilustraciones para esta publicación en los años sucesivos.

La crítica especializada fue unánime en reconocer la audacia de la que llamaban la “pintora adolescente” que supo imbricar perfectamente la temática más genuinamente española heredera de Zurbarán y Goya con la vanguardia plástica más actual,  pues confluyen en las  obras la descomposición del espacio cubista y elementos plásticos del expresionismo y la pintura metafísica. Sin embargo, ahora nos llama la atención que los críticos de arte, sin excepción, empezaran sus comentarios describiendo no los cuadros, sino  el aspecto físico de la artista, su talla menuda, su juventud y su precocidad, lo que hubiera resultado ridículo en el caso de un artista varón. No obstante, Maruja propició y explotó publicitariamente su apariencia juvenil,  tenía entonces 26 años pero incluso en documentos oficiales admitía 19, tal vez  pensaba que si daba la impresión de ser una mujer-niña- pintora, una femme-enfant como la llamarían los surrealistas más adelante, el público intuiría que era una artista más brillante.

En 1932 Expone en París, la colección de pinturas Cloacas y campanarios, su serie más claramente surrealista. Conoce a André Breton, autor del Manifiesto Surrealista y director indiscutido del movimiento quién compra este cuadro. Esta adquisición  fue considerada por muchos una invención de la autora, una mentira interesada para promocionarse hasta que apareció la pintura entre las pertenencias de André Bretón cuando se inventarió su herencia.

A esta serie  pertenece, la obra “Antro de fósiles”, con la que posa con su amiga Josefina Carabias.

De su amistad con Alberto Sánchez y Benjamín Palencia, integrantes de la Llamada Escuela de Vallecas retoma su pasión por la naturaleza, que quedó plasmada en series como Arquitecturas minerales y Arquitecturas vegetales, con las que participa en la exposición Logicofobista de Barcelona en 1936. El Logicofobismo fue un movimiento artístico que pretendía representar los estados mentales internos del alma. 

Torres García, artista y teórico uruguayo a quién conoció en Madrid,  la  introduce en el constructivismo y las cuestiones geométricas marcarán su arte ya para siempre.

Maruja tenía una mente analítica, muy dotada para las Matemáticas y del rigor geométrico con que trabajaba nos dan idea los muchísimos dibujos preparatorios,  como este para El canto de las Espigas, obra que pertenece a su serie “La religión del Trabajo” que desarrollará ya en el exilio.

Como vemos, hasta que estalló la Guerra Civil, Maruja Mallo estuvo en primera línea de vanguardia y tenía  una carrera artística consolidada y prestigiada por la crítica. Pero en lo personal tuvo que vivir las contradicciones de su tiempo y aunque da la impresión de poseer un espíritu libre y de no importarle el mundo, el mundo le pasó factura. Como afirma  su biógrafa Shirley Mangini, las artistas españolas se encontraban atadas por las constricciones de la sociedad pese al talento que pudieran tener y no podían sobrepasar las limitaciones tanto psíquicas como físicas que les eran impuestas.

Maruja Mallo vivió en la entonces provinciana ciudad de Madrid, rodeada de hombres jóvenes todavía más provincianos que ella, la mayoría de los cuales procedían de ciudades pequeñas. Pero estaba decidida a crear un arte revolucionario y a ser parte activa de esa revolución y para ello reservó de forma atenta e intensa su vida íntima hablando sólo de su arte y no de su persona pero no consiguió, con excepción de Ramón Gómez de la Serna, que los hombres que compartieron su vida, como amigos o como amantes, la trataran de igual a igual. En sus numerosos testimonios literarios o periodísticos, ninguno de ellos la menciona.

Ni en Vida en claro de  Moreno Villa, ni en Para nacer he nacido de Pablo Neruda, ni en la Arboleda perdida de Rafael Alberti, obras autobiográficas en la que todos hablan largamente unos de otros y de los demás miembros de la Generación del Veintisiete, se  menciona a la artista ni sus logros artísticos. Pablo Neruda, que es el único que la menciona,  recuerda sus paseos por el campo con ella pero no habló de su arte ni de su talento y Rafael Alberti, en su vejez y después de morir Mª Teresa León admitió que su relación con Maruja Mallo Había inspirado su libro de poemas Sobre los Ángeles.

 La conciencia de su propia valía, la lucha denodada y sostenida por hacerse un lugar en un mundo artístico exclusivamente masculino, la conducta deliberadamente escandalosa que observaba con sus compañeros, así como su declarado anticlericalismo en una familia profundamente católica la debieron alterar psíquicamente, según se desprende de la correspondencia de Alberti, pero nada sabemos por ella misma.

A ello hay que añadir el accidente automovilístico de 1928 cuyas secuelas le impusieron una larga convalecencia.  El hecho no pudo ser más desgraciado porque desembocó en el suicido de su joven acompañante, Mauricio Roësset, que conducía el vehículo y al verla inconsciente la supuso muerta.

La Guerra Civil le sorprendió en Galicia, trabajando con las Misiones Pedagógicas,  pudo hacerse con la documentación necesaria para salir de España por Portugal y llegar a Buenos Aires con la ayuda de la futuro Premio Nobel de la Paz,

Gabriela Mistral, embajadora de Chile en Lisboa que contribuyó a que muchos españoles escaparan a América, al igual que su paisano Pablo Neruda.  Su llegada a Argentina fue  aclamada por la crítica y recibida como una celebridad, toda la prensa de la época habla de ella.

Allí completa las series Arquitectura humana, la red,  la religión del trabajo con las que aparece posando en esta foto, donde se aprecia un cambio de estilo que ya se estaba preparando en su última obra española.  En esta serie resume la pasión por la geometría y el uso del espacio neutro. Este rigor matemático aplicado a la composición será ya una constante en su obra como se ve en la magnífica serie de “retratos bidimensionales” de los años cuarenta en los que plasma su fascinación por la diversidad racial  americana.

 Desde Buenos Aires, donde fija su residencia, viaja a Chile y a Uruguay, hospedándose siempre en hoteles de lujo en los que organiza exposiciones de sus cuadros que vende bien. 

El océano Pacífico la fascina y le inspira la serie Naturalezas vivas, con motivos marineros dispuestos de forma rigurosamente geométrica. La adhesión a las normas clásicas y a la geometría se va haciendo en la artista más rigurosa a medida que va teniendo más edad y, es curioso que después de rechazar, como hemos visto, la mayor parte de las enseñanzas recibidas en la Academia de San Fernando veinte años antes, ahora busca la seguridad del clasicismo en su obra de madurez.

En 1945 viaja posiblemente con Neruda a la Isla de Pascua y los impresionantes monolitos le inspiran la serie Máscaras.

Como se puede apreciar, los fondos neutros que anulan el espacio, y la disposición simétrica de los elementos que intervienen en la composición van estando al servicio de iconos cada vez más simplificados.

Con motivos marineros y figuras humanas dispuestas simétricamente realiza el mural del cine Los Ángeles de Buenos Aires, hoy demolido, el encargo de mayor envergadura de su carrera y en busca de nuevos encargos, viaja a Nueva York, donde establece contacto con la Fundación Rockefeller y los Estudios Metro para la realización de unos murales que no terminan por concretarse.

De su correspondencia y, sobre todo, de sus agendas (tenía una para museos y artistas y otra para millonarios y famosos), se desprende que  cuidó mucho sus relaciones con la élite económica y social. No sólo pinta y da conferencias, también acepta encargos de diseño y de decoración;  pero  trabajar para personas afines al régimen de Perón le acarrea el rechazo de los republicanos exiliados y por ende de los círculos intelectuales de la  vanguardia bonaerense opuestos a la dictadura peronista.

Hasta aquí, si hubo desorden en la forma de enfocar su vida, no se hizo visible en su arte. Lo más destacable en lo personal de su estancia en América es el creciente interés de la artista por las religiones y cultos alternativos, por la astrología, que se ha relacionado con el gnosticismo. En los textos que escribe para sus conferencias o para publicaciones especializadas el lenguaje es cada vez más críptico y plagado de referencias esotéricas.  Maruja Mallo había empezado a embarcarse, en compañía de su arte, en un viaje a una galaxia de la que ya no regresaría. En 1953 se aparta de  la vida pública hasta su regreso a Madrid, donde se instala definitivamente en 1961.

Aunque mantenía excelentes relaciones con sus hermanos y hermanas, no se instala a su regreso en la casa familiar, lo hace en el Hotel Palace por un tiempo y después en un piso cercano donde nunca invitó a nadie, cuando le pedían hacer una entrevista en su propio entorno usaba la casa de algún amigo o la misma calle. Como ya expuse al principio, no tardó en constatar que nadie la conocía y tiene que empezar a promocionar su nombre y su obra desde cero, participando en bienales de arte y en exposiciones colectivas de revisión de la vanguardia de la mano de galeristas privados,

A partir de 1965 expone su última serie Moradores del vacío que, como podemos apreciar, cae ya plenamente dentro de una abstracción geométrica sin ningún referente figurativo.

Finalmente en los años ochenta, Las galerías Ruiz Castillo y Guillermo de Osma de Madrid organizan sendas exposiciones antológicas. Se inauguran las muestras de Santiago de Compostela y Buenos Aires. Recibe varios premios y medallas, entre los que destaca la Medalla de Oro de las Bellas Artes concedida por el Ministerio de Cultura en 1982.

Llama la atención que el personaje excéntrico, que utilizaba un vestuario estrafalario, un maquillaje chillón y hacía gala de actitudes provocadoras siempre que tenía ocasión, cuando se trata de recibir un homenaje oficial, se viste con elegancia y se pliega estrictamente al protocolo como se aprecia en la foto, lo que refuerza la idea de que toda su puesta  en escena respondía, más que a una personalidad desequilibrada, a una estrategia de autopromoción publicitaria.

Muy activa socialmente, una desafortunada caída le limitó la movilidad y la postró en cama los últimos  años de su vida que pasó en una residencia, visitada ya prácticamente sólo por sus hermanas hasta su fallecimiento en 1995.

He dedicado meses al estudio del personaje y creo que he revisado prácticamente toda la bibliografía existente y los audiovisuales con entrevistas que he localizado en internet pero, si tengo que ser sincera, sigo teniendo respecto a Maruja Mallo más preguntas que respuestas.

Tal vez lo que más me ha llamado la atención de esta mujer tan brillante, tan creativa y tan inteligente es la imposibilidad de encuadrarla en lo personal o en lo artístico en  ningún grupo de coetáneos, ni los artistas de la  Generación del Veintisiete, ni los Surrealistas, ni los integrantes de  la Escuela de Vallecas la consideran uno de sus miembros, aunque trabajó y expuso con todos ellos. Tampoco ideológicamente es posible vincularla con ninguno de los grupos de intelectuales exiliados,  trabajó para la II República, participó del exilio republicano,  pero no participó en la vida cultural ni social de los exiliados que tanto se apoyaron entre ellos.  Pienso que el hecho de separarla de sus hermanos con tres años, le hizo  vivir una infancia como niña única en la que todas sus habilidades creativas e intelectuales fueron alentadas y potenciadas por adultos protectores y generosos hasta donde sabemos,  pero cuando volvió a convivir en la pubertad con su familia, una familia numerosa, es más que posible que ya no se viviera respecto a sus hermanos como miembro de ese grupo de iguales y ese fuera ya su patrón de relación con todos los grupos humanos con los que le tocó compartir su tiempo y su historia.

Zenobia Camprubi. La exaltación de la musa en las redes del amor y el valor mortificante del sacrificio. Ana Cristina Carlos

La interrogación por la mujer nos sumerge en la pregunta mas esencial e insistente de la condición humana  El amor

Amor    que une a los seres en contra del odio y la destrucción . Pero si se trata del amor hay amores y amores…

Empoderamiento, hacer valer lo propio, escapar de la captura del amor, que linda con el sacrificio.

Zenobia Camprubi

 Ha ocupado  muchas funciones a lo largo de su vida, mujer brillante,  Musa inspiradora, feminista, culta al extremo,  mujer de vanguardia, intelectualmente dotada  y de un dominio del lenguaje que la ha llevado a acompañar a j. r. j, en su magnifica obra.

 En la intimidad de la pareja que conformaban con su esposo j.r.j. se constituyo en  enfermera, secretaria, asistente geriátrica a cargo del  cuidado de  la precariedad emocional de un genio.

 Con su   fuerza y    empuje titanico ha sido  capaz de  enfrentar  la violencia arrasadora  de un huracán. Se podría pensar que no fue sin riesgo para su también delicada salud.

 Su voluntad férrea y de entrega  incondicional la llevo a desarrollar   con una minuciosa paciencia las   estrictas  condiciones que constituían   el escenario  para que el genio  pudiera   crear. Sus biógrafos nos plantea y coinciden que sin esa voluntad inquebrantable  , JRJ no podría  haber llevado a cabo su magnifica obra.

En su diario ella llego a decir

“lo mas probable es que J.RJ. Estuviera muerto  o completamente loco de haber seguido su suerte , pero el día en que unió su destino al mío,   cambió su fin. Después de todo , yo soy en parte dueña de mi propia vida y J. R no puede vivir la suya aparte de la mía .

Y yo no acabo de ver ningún ideal por el que valga la pena dar la vida, pese a todo lo que se proclama. En esta empresa, yo siempre he sido Sancho.”

(Zenobia campraubí . En su diario de estados unidos. Emilia Cortés Ibañez.

Biblioteca virtual Miguel de cervantes.

La violencia explicita e implícita semeja a un tornado que arrasa todo lo que se pone en su camino. Así eran las pruebas que Zenobia se veía obligada a cumplir.

Una pareja ideal, una ofrenda poética , donde las palabras de amor resonaban en la poesia de J. R. Jimenez.

Poesia dedicada. A ella. ,..

¿En esta encrucijada cual es  el destino de la musa mas amada? , Musa que sin resistencia realiza su entrega al vampiro que le solicita  absorbiendo la ultima gota de sangre fuente de la vida de su objeto de amor

De que amor se trata?

El psicoanálisis nos aporta numerosas respuestas, que han sido anticipadas por la poesía en el fluido movimiento de la creación artística a lo largo de los tiempos. Siempre se ha hablado de amor, pero la pregunta la constituye la pasión amorosa.

“Amor y muerte, amor mortal: si esto no es toda la poesía, es por lo menos todo lo que hay de popular, de universalmente conmovedor en nuestros literatos y en nuestras mas viejas leyendas, y en nuestros mas bellas canciones. El amor dichoso no tiene historia solo pueden existir novelas del amor mortal, es decir del amor amenazado y condenado por la vida misma. Lo que exalta le lirismo occidental, no es el placer de los sentidos, ni la paz fecunda de una pareja, no es el amor logrado. Es la pasión de amor y pasión significa sufrimiento. He ahí el hecho fundamental. En la pasión no sentimos ya “lo que sufre”sino “lo apasionante” sin embargo la pasión de amor significa desgracia. “

Denis de Rougemont El amor en occidente.



 Jacques Lacan, psicoanalista francés nos plantea que el fantasma de  sacrificio  tiene como función especial  la  de atrapar al otro en las redes del deseo. Y el sacrificio se constituye en una forma de vampirizar la relación al Otro.

Esa distinción tan frecuente que no hay amor que no termine en odio, si el deseo no teje su trama.

¿Valga la primera pregunta se puede ser feminista y olvidarse de su propio ser.’?¿se puede amar a un ser donde lo propio se disuelva?

Ella era una mujer muy vital, de una vida social intensa, que se veía mermada por la continuas  crisis de su marido..

El todo por el otro se convierte en un bien sublime, donde este idealismo se cierra en un todo imposible. Porque el deseo puede ser el infierno.

Rosa montero,  escritora , periodista que ha escrito numerosas biografiás3, nos dibuja la vida de Zenobia Camprubi nos ofrece  un punto muy fundamental desde lugar de escritora, al mencionar la alteración que supone,

“juan r.j, premio nobel 1956 necesitaba a su esposa zenobia  un modo abrumador  e indescriptible , pero eso no significa que la quisiera bien ( o incluso que la quisiera :¿era capaz de querer a alguien un personaje ..tan monstruosamente egocéntrico? Sin embargo algunos de los estudiosos juanramonianos se empeñaron en construir durante años un espejismo del amor conyugal, la irisada mentira de la pareja perfecta, y así, durante décadas, se escribió abundantemente sobre el” ejemplar matrimonio” y sobre” la relación hermosa que tuvieron”

dichos de Zenobia.

Con la moral completamente baja por el calor, por no tener nada que hacer y porque J. R. está en actitud polémica, egoísta e irritable, me encuentro planeando el resto de mi vida egoístamente. Voy a tratar de disfrutar parte de lo que me queda de ella. Y de seguro quiero un cuarto para mí sola para hacer lo que me dé la gana, abrir bien las ventanas, ponerme crema en las manos cuando el fregar me endurece la piel y moverme en la cama si me apetece ...

Yo procuraré siempre ser una buena mujer para ti, con lo cual quiero decir todo lo que en mí quepa de útil para ti, para ayudarte a ser valiente, para no ser una carga y para empujarte siempre para arriba en todo lo que alcancen nuestras almas. Quiero que te refugies en mí contra toda desilusión y contra lo mediocre y mezquino de la vida. Quisiera poder siempre tener brillante esa alma de tu ex libris. Juanito mío, ¿Seré todo lo que quiero ser para ti? Y tú por tu lado, te ruego, no tengas celos. Es una cosa que siento que me rebaja. Me siento cautiva entonces, contra mi voluntad, y sentiré el peso de las cadenas, mientras que ahora que estoy libre quiero ser prisionera...

Zenobia Camprubí. Francisca Moreno Fuentes.

Como todos ustedes saben, Zenobia fue la mujer, la musa, la compañera y el sostén  de Juan Ramón Jiménez, el primer poeta español galardonado con el premio Nobel. Está bastante extendida la idea de que esta mujer inteligente, moderna, culta y muy bien relacionada, condicionada por el gran egocéntrico con el que compartió su vida, renunció a su vocación, a su carrera literaria, para dedicarse por entero a promocionar la de su marido.

Yo misma estaba en esta convicción antes de empezar a interesarme por ella para este trabajo que les presento hoy. Sin embargo, después de profundizar algo más  en su vida y en su obra, estoy convencida de que Zenobia fue una mujer  que pudo elegir y eligió la vida que vivió junto a Juan Ramón, con quien formó una pareja que se amó sinceramente y no por ello renunció a su desarrollo profesional en los campos en los que ella misma eligió trabajar. Además de una mujer alegre, sensata y  emprendedora, fue una persona honesta, que potenció y sacó partido a sus capacidades que eran muchas, pero también supo ver sus limitaciones, apostó por su deseo y fue consecuente hasta el final.

Es cierto que escribió durante toda su vida, se han publicado sus diarios, por los que conocemos su trayectoria desde su juventud hasta su vida en el exilio, también los textos de sus conferencias, sus trabajos académicos y  numerosos relatos y poemas. Por todo ello conocemos a la mujer culta, inteligente, incluso brillante, pero nada en ellos deja traslucir  la capacidad poética ni el genio literario. Corroboro esto que digo con las palabras de la propia Zenobia (en Juan Ramón y yo)

“... como no me casé hasta los veintisiete años,  había tenido tiempo suficiente para averiguar que los frutos de mis veleidades literarias no garantizaban ninguna vocación seria.  Al casarme con quién,  desde los catorce,  había encontrado la rica vena de su tesoro individual,  me di cuenta,  en el acto,  de que el verdadero motivo de mi vida había de ser dedicarme a lo que era ya un hecho y no volví a perder el tiempo en fomentar espejismos”.

Aunque solo fuera por la radical honestidad de estas palabras suyas ya sería merecedora además de nuestro respeto, de muestra admiración. Fue, como veremos, una mujer emprendedora con un gran sentido práctico y según todos los testimonios contemporáneos, estaba permanentemente alegre. Parece que fue este rasgo de su carácter, esta alegría natural, su sentido positivo de la vida, lo que sedujo al maniático y depresivo Juan Ramón,  cuando la conoció en 1913, quien en una entrevista de esa fecha afirma:

Ella es una muchacha que, claro, no diré que sea mejor que todas las demás, porque en el mundo hay muchas, muchísimas mujeres de valía, pero uno ha de hablar en relación con aquellas que conoce y yo, de cuantas he encontrado es la mejor. Es agradable, fina, alegre, de una inteligencia natural, clara y que tiene “gracia”... No cabe duda de que son palabras de un hombre enamorado. Enamorado de una mujer  muy diferente del modelo femenino de la época, blanca de piel, rubia y de ojos azules, a la que sus amistades llamaban cariñosamente “La Americanita”, además de por su aspecto,  porque hablaba distinto, retardando la frase en español, ya que pensaba primero en inglés, lo hacía todo con gracioso desenfado, se movía con seguridad, como con airosa prisa, era fina y totalmente femenina.

Zenobia, heredó el nombre de su abuela materna, una dama portorriqueña, hija de un hacendado azucarero, educada en Estados Unidos. Granmamá, como ella la llamaba, se había casado a los dieciseis años con Augusto Aymar, un millonario norteamericano que se afincó en la isla caribeña donde criaron y educaron a sus hijos a caballo entre Puerto Rico, Europa y Estados Unidos. De este matrimonio nació Isabel Aimar, la madre de Zenobia.

Uno de los regalos que recibió Isabel cuando nació fue una pequeña esclava, Honorina, una niña cuarterona de siete años que permaneció con ella siempre, aún después de abolirse la esclavitud. Se trasladó con ella a España y a EEUU y le ayudó a criar a sus hijos. Bobita, como la llamaban, tuvo un papel importante también en la vida de Zenobia porque se ocupó de su cuidado como un miembro integrante de la   familia en la que se sucedían criados, niñeras y preceptores.

El padre de Zenobia, Raimundo Camprubí, era ingeniero y fue destinado a la isla para dirigir la construcción de la carretera central, en función de su cargo conoció a lo más selecto de la sociedad portorriqueña y  durante su estancia allí  se casó con Isabel Aymar.

Raimundo e Isabel tuvieron cuatro hijos, Zenobia fue la tercera y la única niña. Cuando ya había nacido el primero, José, el padre fue nombrado ingeniero jefe de los Ferrocarriles del Norte y la familia abandonó Puerto Rico para instalarse en Barcelona donde Raimundo tenía familia. La abuela también se trasladó con ellos y ocupó un piso del barrio de Gracia vecino del de su hija. Destaco este hecho porque la influencia de estas dos mujeres, su madre y su abuela, a las que siempre se sintió profundamente unida, va a ser decisiva en la vida de Zenobia.

La familia tenía el nivel de vida propio de la gran burguesía catalana de finales del siglo XIX. La residencia habitual era un lujoso piso del centro de Barcelona y pasaban las vacaciones de verano en Malgrat de Mar, en el Maresme, donde tenían alquilado un palacete de estilo colonial con jardín, huerto, árboles centenarios y hasta  un pequeño lago con una cascada. Fue allí donde nació Zenobia en 1887 y donde pasó los primeros veranos de una infancia mimada y feliz. En sus escritos recoge  recuerdos de esta casa.

Ella y sus hermanos eran bilingües desde la infancia, hablaban en casa siempre en inglés con su madre y entre ellos, todos aprendieron además francés e italiano. Los hermanos varones fueron a colegios de prestigio y, en cuanto tuvieron edad, estudiaron en universidades de EEUU, pero la niña, Zenobia, fue educada en casa por su madre y conforme iba creciendo se fueron contratando preceptores para completar su formación en idiomas, literatura, historia, música… Fue la abuela  quien le enseñó  a escribir en inglés, su muerte cuando tenía ocho años afectó profundamente a la niña que, en su juventud, escribió y publicó varios relatos con ella como protagonista que dan fe de la unión y sintonía de abuela y nieta.

Con nueve años hizo un primer viaje a Estados Unidos, su madre y ella acompañaron a su hermano José que entraba a estudiar derecho en la prestigiosa universidad de Harvard. De regreso a España le esperaban nuevos cambios de residencia en función de los destinos de su padre, primero en Taragona y después en Valencia. Pero ya no guarda buenos recuerdos de esta etapa. Tenía mala relación con su padre, a lo que hay que añadir que sus padres, nunca fueron una pareja bien avenida, provenientes de culturas tan diferentes, tenían también frecuentes desacuerdos. Aunque cinco años después volvieron a vivir juntos, en 1904, cuando Zenobia tenía diecisiete años, decidieron separarse de forma amistosa y su madre se trasladó con ella y sus hermanos a vivir a EEUU donde ya los esperaban familiares afincados desde la generación anterior, todos muy adinerados y muy bien relacionados con la élite social y política de la que formaban parte. Zenobia disfrutó mucho estos años, en una entrada de su diario en (29 marzo, 1909) escribe “Estoy tan encantada y tan entusiasmada con todo, que no creo que haya ni una persona que disfrute la vida más que yo”.

Instalada en Newburg, cerca de Nueva York, va a conferencias, a conciertos, hace excursiones, sale a comer y de compras con amigas, sigue escribiendo y publicando relatos en inglés, como ya lo venía haciendo desde los catorce años, lee mucho, mantiene una copiosa correspondencia, y además inicia ahora algo que ya va ser una constante en su vida, la redacción de sus diarios.

Los diarios de Zenobia se han publicado bajo los títulos de Diario de Cuba, Diario de Estados Unidos, Diario de Puerto Rico, y son una lectura imprescindible  para conocer, tanto la vida cotidiana del matrimonio Juan Ramón-Zenobia como la vida del exilio español. No ha sido hasta 2015 que se han publicado los diarios de juventud, escritos precisamente durante esta primera estancia americana, y lo primero que sorprende es que no lo hace por iniciativa propia, sino por una imposición de su madre como herramienta de formación.

Lo inicia en 1905 y en la primera página escribe: “Este diario no es un registro de mis pensamientos y sentimientos, no es para ordenar lo que hay en sus páginas. Podría seguir los estadios de evolución que ha habido desde mi infancia hasta mi etapa de mujer, que se han mantenido conforme a los deseos de mi madre. Recientemente me ha pedido que haga una entrada diaria en este libro para registrar mis acciones durante el día. Puedo usar un lenguaje telegráfico si lo prefiero porque el objeto de este libro simplemente es hacer que me dé cuenta de las pocas cosas útiles qué hago durante el día. Mi único deseo es que mi madre me dé una referencia de qué cosas útiles contar de mi vida”.

Eso explica el tono de este diario, de lectura tediosa, ya que en él se limita a consignar de manera concisa sus quehaceres, porque más que un diario juvenil, es un registro de actividades para ser supervisado. Por él sabemos qué tareas domésticas organiza, a quien visita, a quien recibe, sabemos que la visita Henry Shattuck, compañero y amigo de su hermano, pero no que la corteja, sabemos el tiempo que dedica a la lectura, a escribir relatos y poemas, pero no qué está leyendo, si le gusta más o menos,  ni  qué está escribiendo en cada momento. No vuelca en este diario estados de ánimo ni opiniones personales con muy pocas excepciones, pero estas escasa excepciones son muy jugosas para entender a la joven que fue, como ejemplo, esta entrada del 10 de octubre de 1907 en que se queja del exceso de mimo con que su madre la trata.

 “si tú me quieres lo que debes hacer es sobreponerte a tu generosidad que es opio puro para mí y, por amor a mí, procurar que no me vuelva a enviciar con la decadencia de mi voluntad. Tú comprende que no soy arisca, ni fría sino que, muy por lo contrario, tengo miedo de sucumbir ante tus indulgencias. Yo te suplico que le des la importancia debida a lo que te digo pues estoy justamente en la edad crítica en que se forman las costumbres y el carácter y, si no hago un último esfuerzo ahora, será terrible para mí en el porvenir. No puedo perder confianza en mí misma otra vez porque, si la pierdo,  no acabaré de hacerme una mujer. Figúrate lo hermoso que es el ser una gran mujer y cuánta felicidad puede crear y cuánta desgracia puede causar una que se acostumbra a ser dejada en todo”.

Zenobia siempre fue una hija obediente y cariñosa, y su madre  siempre había mantenido respecto a ella una entrega generosa, pero con el paso del tiempo a medida que envejece, Isabel se vuelve cada vez más absorbente, y, desde 1907 que muere Bobita, más dependiente de su hija, lo que se manifiesta  en un exceso de control y también en un exceso de mimos. A este respecto sorprende la madurez y la claridad con la que  de Zenobia analiza su relación y también la delicadeza con la que se lo expone:

Una anécdota que da idea de su fortaleza de carácter y su sentido del deber es  que en 1909, fue dama de honor en la boda de su hermano José, con Ethel Leaycraft, nieta del dueño de una de las grandes compañías comerciales del país y prima del entonces presidente Teodoro Roosvelt. Pasó todo el día enferma y con fuerte dolor abdominal, pero participó en la ceremonia, atendió a los invitados y cuando hubo terminado, tuvo que ser ingresada y operada de apendicitis.  Entonces tenía 22 años, todavía no conocía a Juan Ramón y ya tenemos esta prueba tan contundente de su espíritu de sacrificio, de su entrega y su abnegación. La madre y la abuela habían  hecho su trabajo.

Ese mismo año vuelven a España, donde el padre tiene un nuevo destino, ahora es ingeniero jefe del puerto de Huelva y residen en La Rábida, en una casa ubicada enfrente del famoso monasterio. Viniendo  de Estados Unidos, Andalucía le fascina al tiempo que  le conmueve la miseria en la que viven los campesinos.  Con el permiso de su padre, organiza en unas dependencias de la casa una escuela, donde enseña a leer y escribir a una veintena de niños, hijos de familias humildes.

A pesar de vivir en lugares tan próximos como  La Rábida y Palos de Moguer, Zenobia y Juan Ramón no se conocerán hasta 1913, cuando ambos residen ya en Madrid. Parece que ella visitaba con asiduidad a una pareja de norteamericanos vecinos del poeta que se enamoró de su voz y su risa que oía desde su casa y ya no cejó hasta que consiguió que se la presentaran, lo que consiguió finalmente ese verano.

 Pero Doña Isabel, que confiaba en que Zenobia se acabara casando con Henry Shattuck, el joven millonario americano, amigo de su hermano José, encontraba al poeta un pretendiente de muy pocas prendas, era una dama muy conservadora y su círculo de amistades compuesto por Gómez de la Serna, Carmen de Burgos, Los Martínez Sierra, Los Cossio y todo el grupo vinculado a la Institución Libre de Enseñanza fundada por Giner de los Ríos hacía que sintiera por Ramón muy poca simpatía. Prohibió las visitas de Juan Ramón así que la pareja se veía de manera semiclandestina para no molestar a su madre y mantenía, a través de amigos, una copiosa correspondencia.

Zenobia comenzó a traducir la obra del poeta indio Rabindranth Tagore que, como es conocido, con el tiempo le cedió en exclusiva los derechos de traducción de su obra. Luna Nueva, un poema en prosa que tanta similitud tiene con  Platero y yo, es lo primero que tradujo, para pubicarlo  pidió a Juan Ramón que lo supervisara a éste le entusiasmó. Sin duda esta afinidad de gustos y actividades, unió más a la pareja.

En un intento por romper esta relación, y propiciar un nuevo acercamiento a Henry Shattuck que además había nombrado administrador único del importante patrimonio  de los Aymar en América, Doña Isabel planeó un viaje Nueva York con su hija, pero el poeta las siguió unos meses después y en 1916 en una ceremonia íntima se casaron en NY por la iglesia. Juan Ramón, agnóstico convencido, cedió en este punto para no empeorar aún más su ya deteriorada imagen a los ojos de su suegra.

Anteriormente a su matrimonio, Zenobia ya comerciaba con artesanía y obras de arte y aprovechó la luna de miel que duró tres meses en distintas ciudades estadounidenses para hacer negocio entre conocidos e instituciones. Posteriormente en Madrid abrirá una tienda de arte y artesanía popular que regentará con su amiga y socia Inés Muñoz. También amueblaba y decoraba pisos para alquilarlos a extranjeros.

 Compaginaba su actividad comercial con su trabajo como traductora de la obra de Tagore, con quien mantuvo frecuente correspondencia, al tiempo que desarrolló una amplia labor social y cultural. Fundó junto a Victoria Kent el Lyceum Club, llevó la Secretaría del mismo cuando lo presidía María de Maeztu y era miembro de varios comités en organizaciones dedicadas a atención social, a actividades culturales y feministas, todo esto además de ser la secretaria y la enfermera de su marido, nos da idea de su carácter emprendedor, de su sentido práctico y de una energía excepcional.

            La vida en Madrid será un constante peregrinar de vivienda en vivienda  por la fobia al ruido de Juan Ramón que además, como sabemos, era un hipocondríaco depresivo, pero ni eso, ni los primeros síntomas del tumor que veinte años después acabarán con su vida, hacen mella en su actitud vital. Era la única mujer de su amplio círculo de amistades que conducía su propio coche. De soltera había viajado por toda España, por algunos países europeos y por varios estados norteamericanos. Después de casarse continuó practicando esta gran afición, unas veces acompañada de su marido, pero muchas otras sola o con alguna amiga.

            El estallido de la Guerra Civil, como a todos los que la vivieron, cambiará su vida para siempre. Cuando la pareja abandona España, no piensan que inician un largo exilio, creen que se van por poco tiempo, se llevan poco equipaje y dejan su casa con el archivo y la biblioteca de ambos, así como todas sus pertenencias al cuidado de la asistenta, pero ya no regresarán nunca.

Por indicación expresa de Manuel Azaña, al matrimonio Jiménez-Camprubí, se les expide pasaporte diplomático. La República se apoya en los artistas e intelectuales de prestigio para tratar de ganar apoyos en el extranjero. La pareja llega a Washington recomendados por su cuñada Ethel que, como sabemos, está emparentada con el presidente Roosvelt, pero  sus gestiones son infructuosas, las democracias europeas han firmado el pacto de no intervención y los americanos tienen intención de hacer lo mismo. Fracasada su misión, se trasladan a Puerto Rico, donde tienen compromisos editoriales que gestionar y posteriormente a Cuba por el mismo motivo, residen allí durante un tiempo, pero en la Cuba de Batista, donde la colonia española es afín a Franco, no se sienten cómodos ni seguros y vuelven a Estados Unidos donde residirán en varias ciudades donde Juan Ramón es invitado como conferenciante o en cursos de verano.

La universidad de Maryland, contrata a Zenobia para dar cursos de cultura española y se instalan en una hermosa casa en Riverdale, pero el final de la guerra con la derrota de la república, la dureza del clima  y la dificultad para  comunicarse en Inglés, hacen mella en el carácter depresivo de Juan Ramón que en 1940 tras una fuerte crisis, tiene que ingresar en un sanatorio mental, comenzando así lo que ya va ser una constante entrada y salida de hospitales en función de sus frecuentes recaídas en episodios depresivos severos.

En un intento por animarlo Zenobia le organiza en 1948 una gira por Argentina y Uruguay, donde es recibido con verdadero entusiasmo, y homenajeado en Universidades y Congresos, vuelve a EEUU animado por un tiempo, pero al año siguiente tiene que ser nuevamente hospitalizado.

Finalmente, la Universidad de Puerto Rico, donde tantos amigos tenían, ofreció a Zenobia un puesto de profesora, se trasladan a la querida isla de su madre y  su abuela donde esperaba encontrar un espacio que aportara  tranquilidad al ánimo de Juan Ramón, pero para entonces ya está muy deteriorada la salud de ambos.

El tumor vaginal que dio sus primeros síntomas años atrás,  se ha extendido y hecho metástasis. La operan en Boston y se somete a un agresivo y doloroso tratamiento de radiación, pero ya es tarde, sabe, que le queda poco tiempo de vida y, ni aún entonces, no pierde su sentido del humor. Tres meses antes de morir, en una carta a Francisco Pinzón, sobrino de Juan Ramón, al que nombra albacea, comenta, refiriéndose a las quemaduras producidas por la radiación que le impedían sentarse,”en otras palabras, que sin salir de la isla me he convertido en un ejemplar digno de Okinawa”. Tampoco pierde su sentido práctico, “ La situación de tío J. es lo que me destroza. ¿Qué va a hacer solo en Puerto Rico? Todavía es posible que me puedan operar aunque lo dudo. El orden en que quiero tratar de acabar lo que me queda urgente es “Tercera antología” para el editor Ruiz Castillo, Sala Juan Ramón Jiménez en la Biblioteca y un último esfuerzo para ir a morir a vuestro lado dejándoos encomendado que me lo cuidéis”

Y en septiembre, cuando ya se sabe desahuciada, antes de entrar en el hospital donde morirá días más tarde le escribe “No sé qué decirle a J.R. porque me parece demasiado cruel decirle la verdad”.

Los críticos señalan que hay un antes y un después de Zenobia en la  poética  de Juan Ramón y  nadie le cabe la menor duda de que Juan Ramón no hubiera podido completar su monumental obra literaria, ni alcanzar la gloria y la popularidad sin su apoyo, como él mismo admitía. Pero cuando llegó la noticia del galardón más preciado, el premio Nobel, la musa y fiel compañera que en gran medida lo había hecho posible, había entrado ya en su agonía y moría tres días después.

 Hasta el final llevó el timón de su vida y fue capaz de maniobrar  con inteligencia y decisión en circunstancias que a la mayoría nos harían zozobrar. Yo creo que es inútil preguntarse, tal como se oye con frecuencia,  qué razones pudo tener para atar su vida a un obsesivo melancólico hasta el punto de entrega que hemos visto. Imposible conocer sus razones. La propia Zenobia recogía esta cancioncilla popular que aprendió en Andalucía, en una carta a Juan Ramón:

hay razones que se dan

y son mentiras,

las razones que se callan

son las grandes de la vida.

Homenaje en el día de la Hispanidad

Hoy 12 de Octubre día de la Hispanidad queremos poner en valor  el nombre de algunas mujeres que con su arrojo tuvieron gestos osados en  la conquista de América y resaltar la grandeza del Imperio español, la empresa más grande que la historia ha dado a conocer al mundo, por su valentía, humanidad, generosidad y sentido de la justicia.

Casi 400 años antes de que la revolución francesa viniera a vocear al mundo sus valores universales de libertad, igualdad y fraternidad, ya el Imperio español lo practicaba, por ley, con todos sus súbditos acá y allá de los mares, pues los indígenas eran considerados españoles con todos los honores, derechos y libertades. 

            Cuando el extremeño Hernán Cortés, uno de los más grandes militares y políticos de la historia, conquistó México, lo hizo al mando de 300 soldados y 200.000 indios que tomaron la capital del imperio azteca de Tenochtitlan. Al frente de las fuerzas indígenas iba una mujer, doña Marina, que había sido esclava sexual tanto de los aztecas como de los mayas. Marina, que se las tenía jurada, quiso ponerse al frente de los indios oprimidos por los aztecas, para ajustar sus propias cuentas con quienes cruelmente, la habían humillado y envilecido.

            Otra mujer, Isabel, que era la hija del emperador Moctezuma, se convirtió tras la conquista, en una de las mujeres más ricas e influyentes de México. Isabel tenía 30 años cuando se casó por quinta vez, con el conquistador cacereño Juan Cano de Saavedra con quien tuvo cinco hijos: tres varones y dos mujeres.

            Finalizado el salvaje imperio de los aztecas, México se llenó de hospitales, de colegios bilingües y de Universidades. España envió a América a sus mejores profesores, que impartieron sus conocimientos entre los indios y los mestizos. Tan respetuosos fueron los conquistadores españoles con todos ellos, que en 1571 se editó en México el primer libro de gramática de la lengua náhualt, es decir, 15 años antes de que en Inglaterra apareciera la primera gramática inglesa.

Por iniciativa del propio Hernán Cortés, los españoles se dieron a la tarea de crear hospitales para la atención médica universal. Su lema era atender, sin distinción a españoles, indígenas y castas. El siglo XVI y XVII, en  la nueva España proliferan hospitales de todo tipo. El primero que se creó fue  fundado en 1521 , siguiéndole otros muchos como el de leprosos, el de enfermedades venéreas, el de enfermos mentales, el de indigentes para asistir a pacientes negros, mulatos y mestizos o el primer hospital que se fundó para atender a mujeres en 1535.

Tan importante como la creación de hospitales fue la fundación de establecimientos educativos para la formación de niños indios tanto para varones como para mujeres. Hay evidencia histórica de que España tomó la decisión política para que la mejor educación en América fuese impartida a los indios y a los mestizos. Las dos primeras escuelas de México fueron creadas por los franciscanos y  era tal su excelencia que la escuela de los Naturales,  llegó a reunir más de 1.000 niños indios que aprendieron náhualt, castellano y latín. Pero el colegio más famoso y sobresaliente del mundo, sin duda llegó a ser el de Santa Cruz, en el barrio indio de México; fue la primera institución de educación superior preparatoria para la Universidad y no estaba dedicado a los españoles sino a los indígenas. Los jóvenes indígenas eran formados en latín; gramática; retórica; lógica; aritmética; geometría; astronomía; medicina; pintura; teología y religión. Se cultivó, además, el estudio de la medicina nahúalt y el de ciencias políticas para formar a los hijos de los caciques en el gobierno de los pueblos indios.   

La Real Universidad de México conocida también por la Universidad de San Pablo fue inaugurada en 1553 y tenía los mismos privilegios que la Universidad de Salamanca. En ella se estudiaban los grados de Bachiller, licenciado, maestro y doctor, y las clases se impartían en latin. La Universidad estaba abierta a todos los habitantes de México porque todos eran considerados españoles. Contaban con 5 facultades: Teología; Derecho Canónigo; Derecho Civil; Medicina y Artes. También existían las cátedras sueltas o libres, como las de astrología y matemáticas, retórica, gramática y lenguas indígenas: azteca y otomí. En la Real Universidad de México se estudiaban y rescataban las lenguas indígenas para que estas no quedaran en el olvido. España envió a América a sus mejores profesores como así lo demuestra el hecho de  que México recibiera, en todo el siglo XVI,  un impulso de excelencia de tal magnitud que es difícil que haya vuelto a suceder algo semejante en toda su historia.

Pero 300 años después de la llegada de Cortés a tierras mexicanas, un testigo de excepción, que dio cuenta del esplendor y extraordinario desarrollo que se había producido bajo la administración española, fue el alemán Alexander von Humboldt, uno de los más prestigiosos científicos de su época, que fue educado por su preceptor y por su madre en el menosprecio a España y al catolicismo. Humboldt después de pasar por Cuba, Venezuela, Barbados, Trinidad, Colombia y Ecuador, llegó al Virreinato de la Nueva España con el permiso de las autoridades mexicanas y con la condición de que no revelara los datos que obtuviera sobre orografía, recursos naturales, clima y dispositivos militares al gobierno de los Estados Unidos. Pero Humboldt incumplió su palabra, traicionó el acuerdo y entregó  al gobierno estadounidense los mapas valiosísimos que había elaborado para que lograran ventaja militar y estratégica y sirvieran para planear la guerra contra México a mediados del siglo XIX.

            Tras perder la guerra y gracias a la traición de Humboldt en 1848, México se vio obligado a firmar el Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo, por el que Estados Unidos se anexionaba los actuales territorios de Alta California, Nuevo México, Texas, Arizona, Nevada, Utah, Colorado, y parte del estado de Wyoming, que dio lugar a la pérdida de 2.700.000 km2, es decir, el 60% del territorio que México había heredado de España.

            Cuando los colonos anglosajones ocuparon todas esas tierras, la población mexicana se convirtió en una presencia molesta y el linchamiento pasó a ser el principal método usado para obligarla a marcharse y expulsarla al otro lado del río Bravo. Los hombres y mujeres  mexicanos inculpados por delitos como “mirar de forma inadecuada a una mujer blanca” o “hablar español demasiado fuerte” o en el caso de las mujeres  “resistirse demasiado a los avances de hombres blancos”, es decir, no dejarse  tratar como prostitutas, fueron ejecutados/as por ahorcamiento, y sus cuerpos mutilados, quemados y exhibidos en público para aterrorizar e “invitar” al resto de la población mexicana a abandonar sus hogares.

La diferencia de trato que durante siglos habían recibido de los españoles llegados durante la conquista, bajo el reinado de Isabel de Castilla, que liberaron a los nativos del canibalismo, de la crueldad de los sacrificios humanos, de la esclavitud y del sojuzgamiento de las élites aztecas y mayas, que se mezclaron entre ellos mediante matrimonios mixtos, que crearon leyes justas e iguales para todos, que impulsaron las ciencias, las artes y las humanidades fundando escuelas, hospitales y Universidades de excelencia, que respetaron las costumbres, la lengua y la cultura nativa, alcanzando los mexicanos el mayor desarrollo y progreso de su historia;  y el que les dieron los colonos anglosajones que invadieron su territorio en nombre de una guerra para sustraerles el 60% de una tierra heredada de los españoles, que frenaron radicalmente el progreso aboliendo leyes justas e igualitarias existentes por otras que los discriminaban y deshumanizaban, echándolos de sus casas, de las escuelas, de las universidades, volviendo a implantar el terror y la esclavitud entre la población a la que asesinaban sin remordimiento ni miramiento alguno es evidente,  y los documentos históricos, así lo atestiguan.

La historia no es como nos la han contado.

Por eso, es de justicia, en el día de la hispanidad, traer a la memoria el legado que España dejó en América, pero también, lo que América aportó a España.

Carmen Ruiz del Castillo
Presidenta Fundación Anna O.

(Algunos fragmentos han sido extraídos del libro “Nada por lo que pedir perdón” del profesor Marcelo Gullo Omodeo)

¿Cuándo Acudir a Fundación Anna O?

Fundación Anna O. está especializada la salud emocional de la mujer, esta puede verse afectada por múltiples factores, muchos de ellos difícilmente perceptibles por quien los sufre. Algunos de los casos que solemos tratrar son: Maltrato físico y psíquico,  separación, depresiones, angustias, fobias, ataques de pánico, dificultades en la sexualidad, embarazos indeseados, dificultades en el aprendizaje, intentos de suicidio, anorexia, bulimia, conflictos familiares o abusos sexuales, violación y todo aquello que derive en un sufrimiento intolerable.

Club de Lectura

Información Colectivos

Contacto

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la Política de Privacidad y los Términos de Servicio de Google.

Nuestros Centros

Málaga
C/ Cañuelo San Bernardo nº3
29008 Málaga


Antequera
Pza Fernández Viaga nº14. Bajo.
29200 Antequera - Málaga

Información y Atención

Tlf: 952 21 29 33
contacto
www.fundacionannao.org