Fundación Anna O.

Programa de Apoyo emocional a mujeres desde 1993

"CUESTIONES DEL CUERPO FEMENINO"

* Ponente: Cecilia Quinn, psicoanalista y colaboradora EFP
* Fecha: 26/6/09
* Hora: 19.00 horas
* Lugar: salón de actos Fundación ANNA O. C/Cañuelo de San Bernardo, 3. Málaga
* Inscripción: 12€ (10€ socios y usuarias)

 
Contenido de la conferencia
 
Texto completo

CUESTIONES DEL CUERPO FEMENINO


Escuchamos con frecuencia que el mundo femenino es difícil de comprender por los hombres... pasando por alto que también resulta problemático y misterioso, aún para las mismas mujeres.
Desde tiempos remotos e incluso, en la actualidad, se considera a la mujer una musa inspiradora para los artistas o filósofos por ejemplo; otros la piensan como madre inmaculada pero también ha sido y es tratada de: loca, bruja, prostituta. De diosas a ser quemadas en las hogueras... versión actual: ingresadas o "medicadas en exceso para mantenerlas calladas".
Hay vivencias que comprometen el cuerpo femenino de manera específica: desde la primera regla y sucesivas, embarazarse, parir, amamantar, y finalmente, la menopausia. La mujer cambia con los cambios de su cuerpo.
Freud, siendo médico, se ocupó de transmitir que el cuerpo del que se ocupa la medicina no es el mismo que reconocemos en psicoanálisis. La medicina aplaude el silencio de los órganos y ¡el psicoanálisis acoge que el cuerpo hable! Para el psicoanálisis no somos un cuerpo sino que "tenemos" un cuerpo. Y en tanto se tiene es algo con lo que hay que lidiar: levantarlo, higienizarlo, vestirlo, trasladarlo, alimentarlo, cuidarlo, etc. El cuerpo resulta embarazoso. Pero sobretodo es un cuerpo sensible al dicho, a las palabras. Éstas lo invaden.
¿De qué manera las palabras tienen efectos en el cuerpo? No hay nada más que verlos: llanto, risa, rubor, palidez, pánico, ira, inquietud, sorpresa y angustia. Las palabras lo recortan, lo significan y arman síntomas. Cuando alguien se queja de su sufrimiento, aparecerán para los analista, palabras que están "atrapadas" en el cuerpo o falta de palabras. Esto no quiere decir que el dolor físico no exista, vaya si lo hay... sino que el psicoanálisis abre una vía a la subjetividad y en consecuencia un mismo dolor físico no es vivido de igual manera por todos. Cuando un síntoma psíquico o corporal se inmiscuye en la vida de alguien y le provoca desdicha, llega a arruinarle la existencia. Representa algo que "mordió" el cuerpo. Y para ello, tanto Freud como Lacan, nos ofrecen una técnica que "conmueve lo atrapado en el cuerpo". Lo pone en movimiento por vía de la palabra para que el dolor ocupe otro lugar en lo singular de cada caso.
Las palabras hacen carne en nosotros dado que somos un texto. Y hay un encuentro misterioso y particular entre la palabra y el cuerpo.
Como cuestiones específicas del cuerpo femenino me ocuparé de dos de ellas porque implican dos momentos éticos: la primera regla y la menopausia. ¿Cuál es la relación ética con lo real del cuerpo? Ambos momentos indican, a partir de un cambio biológico, un tiempo de "pasaje" de una situación a otra (de CORTE con lo anterior), de tránsito, de duelo, de desarreglos en la imagen y de aceptación.
La primera regla inaugura la entrada en la reprodución sexuada y la menopausia implica la salida de la reproducción sexuada. ¿Alivio o malestar? Para esto se tratará de cómo cada mujer lo inscriba en su propia historia...
En lugar de tratarlos por separado elijo ocuparme de los dos temas "enlazados" por cuestiones en común. Tanto la menstruación como su retirada no son patologías ni enfermedades, sí son fenómenos biológicos inmersos en un contexto socio cultural.
 
LA IMAGEN EN CUESTIÓN...
El cuerpo que nos interesa en psicoanálisis no está dado de entrada, sino que es algo a construir, al modo de una obra. Para "tener" un cuerpo son necesarias algunas condiciones: un organismo, una imagen que le otorgue unidad, nominaciones y significaciones. La asunción de la imagen brinda una unidad ortopédica.
En la Pubertad el sujeto es siervo de su imagen y resulta que su imagen es insegura y tambaleante. Cambia a una velocidad vertiginosa, se identifican hoy con llevar algún tatuaje o piercing, es decir, con "marcar el cuerpo" y viven a la búsqueda de algún ropaje que los caracterice de alguna manera.
El imperativo cultural y de marketing y publicitario es: "crear imagen". La aparición de los caracteres sexuales secundarios, el crecimiento de los senos, etc. implican una nueva imagen, a veces, difícil de sostener. Si bien la marca más importante será la de ver y hacerse ver, esto conlleva el tener que vérselas con ser mirada/deseada por otros... algunas se aíslan y se sustraen. Como la feminidad tampoco es algo dado de entrada, sino algo a construir, hay quienes ocultan las formas del cuerpo, otras las exhiben o manifiestan "ascos", incluso un "exceso de sufrimiento" con cada menstruación.

¿Y QUÉ VALOR TIENE LA IMAGEN EN LA MENOPAUSIA?
Si lo real del cuerpo es lo interior, por la falta de estrógenos, la piel acusará recibo mostrando arrugas, sequedad vaginal, sofocos, etc. Es decir, "el cuerpo en llamas"... Sin embargo estos efectos no golpean a todas las mujeres por igual, es más, a algunas ni las sacude. Las estadísticas muestran más trastornos en mujeres occidentales que orientales. Por ejemplo el idioma japonés no tiene la palabra sofoco, ¿se puede tener un sofoco sin tener cómo nominarlo?
El discurso que reina plantea un cuerpo consagrado al narcisismo. Un cuerpo más para mirar que para gozar. Se hace una religión del cuerpo por vía de las cirugías, siliconas, dietas, etc. Se trabaja para hacerse el propio cuerpo, re-creado.
El sostén simbólico está empobrecido y así, envejecer es una maldición. Se niega el real desgaste del cuerpo, las pérdidas y sus duelos, pero sobretodo se niega la muerte. Cuanta más negociación, más síntomas, es decir, más mal-estar. Desde siempre se ha rendido culto a la imagen por vía de los ropajes, perfumes, joyas, peinados. La feminidad es siempre ropajes...
Sea que se trate de la pubertad, la pareja, la maternidad o la menopausia le actualizan a cada mujer, el cuerpo de su madre. Verse o no verse en ella. ¿Parecerse o diferenciarse?
Lo que sea que una mujer busca, busca por el sesgo del amor. La mujer está más centrada en la demanda de amor, por eso su calma no es para siempre, insiste con su pregunta al otro: ¿qué soy para tí? Si la vida de una mujer se centra en su imagen, en su cuerpo, cuando éste cae, cae ella en todo su ser.
 
ACEPTACIÓN...
A partir de la primera regla, Pubertad es el concepto desde el cual se habla para esta etapa. El desarrollo corporal genera "desajustes" en la imagen corporal. Freud nomina a los cambios puberales como Metamorfosis de la pubertad (1905) y agrega que su "forma" quedan listos los genitales internos y externos. Esto implica lo real del acceso a la reproducción. Nos dice en ese texto que "aceptar y aguardar" serán cuestiones claves. Aceptar los cambios y aguardar al momento de su uso... Si ya se tiene acceso ¿por qué sería conveniente aguardar? No será que el cuerpo se presenta preparado y ese tiempo no necesariamente coincide con el tiempo del sujeto? Asistimos a la precipitación de muchas púberes en "probar" una relación sexual... creyendo así entender de qué se trata. En realidad desean que los varones puedan unir su corriente amorosa y sexual en una sola vía, es decir, buscan ser queridas y deseadas pero algunas no logran esperar a que ese encuentro sea posible. También aparecen embarazos prematuros, no deseados, etc. Cantidad de jóvenes se prestan a ser penetradas a condición de no recibir un "beso de lengua", como si se tratase de mantener un trozo de cuerpo,virgen. Algunas exaltan su menarca. Otras hacen de las molestias menstruales la cárcel del mal-estar.
Dadas las coordenadas actuales "actuar y no aguardar" resulta ser la premisa.
¿De qué aceptación se trata en la menopausia? Y digo aceptar porque a menos aceptación, más sintomatología... El dato universal es el déficit estrogénico, es decir menos hormonas. Hay quienes aceptan sin dificultad que la causa de su padecer sea hormonal, es decir, algo externo a la subjetividad. Y en ese caso no nos sentimos ni cuestionadas ni implicadas.
Los debates sobre este tema se han polarizado: por un lado la menopausia biológicamente determinada y médicamente manipulable mediante la terapia hormonal y por otro lado, la menopausia determinada culturalmente. Su articulación: el psicoanálisis.
La verdadera aceptación tiene que ver con el "paso del tiempo", con hacer un balance de lo que hubo y poder hacer con lo que hay...
Tiempo de experiencia acumulada, de lo aprovechado y también, ¡de lo pendiente! Es decir, aceptar y continuar...
 
CUESTIONES DE DUELO...
En la pubertad se impone atravesar el duelo "por el cuerpo infantil" entre otros duelos. Aparece una gran ambivalencia respecto a los cambios. Sensación de extrañeza. Perder el cuerpo infantil "inaugura" un modo de goce diferente a los años de infancia. El pasaje implica del goce auto-erótico en su propio cuerpo a poder enlazarse a otros para disfrutar de la sexualidad.
También inaugura un modo de relación diferente con sus padres. Los pone en cuestión. A veces, quienes tienen más dificultad para "ceder" a esa niña al deseo de otros, son los mismos padres. Muchos chistes y humoradas circulan al respecto. Las púberes viven divididas entre actitudes aniñadas y/o más adolescentes.
Duelos muy diferentes esperan a las mujeres a partir de la menopausia. Y los duelos necesitan "tiempo" dado que es un trabajo a realizar.
En esta etapa la sexualidad se desliga de la procreación. Entonces la pregunta es: ¿se puede gozar sin que ronde la idea de procrear? Desde luego que sí, pero hay culturas que dejan anclada a la mujer en el ser madre... Si el ser se sostiene en lo materno: será menstúo ergo soy. No hay así separación entre ser madre y ser mujer. Ser madre es un estado y ser mujer es una posición con relación al deseo de un hombre.
Cuando la maternidad ya no funciona como un todo, la mujer habrá de renovar la relación imaginaria con su propio cuerpo: verse y hacerse ver como mujer. Si la feminidad quedó reabsorbida por la maternidad, más dificultades habrá. El nido vacío es en realidad un nido "lleno" de dolor, de pesares, de rumiaciones, de reproches, de resentimientos, de nostalgia y de pesimismo.
El trabajo será pasar de la reproducción a la PRODUCCIÓN. La pareja vuelve al primer plano. Para algunas se recrudecerán los desencuentros, las diferencias o el desamor, y para otras será una oportunidad para seguir compartiendo e incluso, hacer proyectos en común. Una cierta preparación para disfrutar del tiempo por venir...
Será también ¡necesario! reconstruir los lazos sociales para no quedar tomada en el rechazo al envejecimiento que propone la cultura.
La menopausia como hecho biológico es universal pero como hecho socio cultural es singular la respuesta de cada mujer. Es un tiempo de balance y de corte con lo anterior. Tiempo que plantea un trabajo por hacer: la elaboración de las pérdidas, de lo pasado, de lo penoso para que no retorne indefinidamente. Tiempo de introspección, de buscar recursos y hacer con lo que hay.
Para conluir... Dije ya que el cuerpo para el psicoanálisis es un cuerpo atravesado por las palabras, entonces la apuesta a la subjetividad, es apostar a la palabra, a tomar la palabra, a la palabra propia y a la capacidad de pensar. Hacer valer la dimensión de deseo que se expresa en lo que se dice. A la ciencia hay que contraponerle la palabra, la escucha y el lazo social. A diferencia de la medicina, para el psicoanálisis el cuerpo es portador de un relato único, singular. Y el psicoanálisis es una técnica del cuerpo que conmueve el goce del sujeto y trabaja para el deseo.
Unas frases que dan cuenta del "enlace" entre unas y otras, un breve poema del escritor uruguayo Mario Benedetti llamado: "Confidencial"
 
Fueron jóvenes los viejos
Pero la vida se ha ido
Desgranando en el espejo
Y serán viejos los jóvenes
Pero no lo divulguemos
Que hasta las paredes oyen
 
Lic. Cecilia Quinn
Psicoanalista
Junio 209

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